viernes, 8 de abril de 2011

EL HOMBRE Y LA VIDA

EL Hombre se enamora de la Vida
creyendo que le será fiel para siempre.

Es por eso que el Hombre vive,
se hipoteca, 
hace planes,
sueña y se ilusiona.

Es por eso que el Hombre
invierte en futuros imperfectos,
en futuros imprecisos, 
en futuros razonables.

Viaja por el mundo 
con la maleta sin hacer
porque se cree que la Vida 
es ese tren de cercanías 
que espera siempre en la estación.

Pero un día, 
cuando cree que el mundo es suyo 
y que la Vida come de su mano,
la Muerte,
que es paciente y está sola,
se lo lleva a vivir siempre con ella.

Y deja el mundo a medio hacer,
las luces encendidas, 
los sueños sin cumplir,
el video programado,
la pasión en los felpudos,
el Amor recalentado,
las puertas del dolor sin cerradura,
la ropa sin doblar en los armarios,
el tiempo dislocado de futuros,
la carne congelada en la nevera,
la Vida agonizante de recuerdos.

Y deja corazones destrozados,
inconclusos,
malheridos,
corazones desvirgados por la angustia.

Y deja corazones mutilados,
solitarios, 
indecisos,
corazones infectados para siempre
por el lento caminar de la tristeza.

Corazones como el mío.

Y es que a mis años
y después de ver como la Muerte
se llevaba a mi familia, 
se llevaba a mis amigos,
sé que cuando doblan las campanas
están doblando por mí
y que la Muerte,
puntual y seductora,
es la más fiel de mis amantes.


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