sábado, 10 de septiembre de 2022

AHORA ESTOY PENSANDO EN TI


    Los hombres creemos que las mujeres se pasean por la casa en liguero y sin ropa interior. Creemos que en la bañera restriegan la alcachofa de la ducha por sus labios vaginales hasta que se corren, o que acaban follando con el fontanero que les arregla el grifo para que no gotee. Pero lo cierto es que el día que la lujuria llama a la puerta o no están depiladas, o tienen la regla, o llevan las bragas rotas. O mucho peor: sucias. La noche que conocí a Virginia lucía una minifalda de muselina color rojo, una blusa de franela negra y los zapatos escarpín con empella también en color negro. Recuerdo que cruzamos las miradas. Y nos sonreímos. Y nos presentamos. Y compartimos alcohol, abrazos y besos antes de acabar follando en los lavabos de aquel ensordecedor garito. Y mientras en los retretes contiguos otros hombres aliviaban sus necesidades Virginia gemía de placer, con las palmas de ambas manos apoyadas en los fríos azulejos, y el tanga de encaje acariciándole los tobillos, y la minifalda cubriéndole la espalda. No estuvo mal pues acabamos follando todos los días. Fueron muchos los meses que pasaron hasta que supo que cuando la pensaba al masturbarme, ella tenía los orgasmos más salvajes y placenteros. Y en sitios tan insólitos como la parada del autobús, la consulta del médico o la caja del supermercado. Ocurrió un martes de un caluroso mes de julio.

   -Hoy he pensado en ti -susurraba mientras besaba su nuca.

   -¿A eso de las dos de la tarde? -preguntó.

   -¡Sí! ¿Cómo lo sabes?

   -Lo sé, cariño, lo sé.

Virginia quiso tener la exclusiva de aquel preciado tesoro y decidió que ya no la servía como novio y sí como marido. Pero también desconocía que mi imaginación era mucho más ancha que su sexo. Lo descubrió el día que me excusé para ir al baño mientras toda su familia era testigo del desenfrenado orgasmo que disfrutaba su hermana junto al féretro de su padre.

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