martes, 29 de marzo de 2011

LA VIDA ENSEÑA

LA Vida enseña y el Hombre aprende.

Aprende a soñar despierto,
a nadar contra corriente,
a vencer el miedo al miedo,
a reírse de uno mismo,
a aprender de los errores,
a llorar en los entierros,
a sufrir las despedidas.

El Hombre aprende porque la Vida enseña.

Enseña a morir de amor,
a vivir arrodillado,
a perder las ilusiones,
a invertir en desengaños,
a tropezar con las piedras,
con las mismas piedras siempre.

El Hombre aprende,
la Vida enseña y yo
no he aprendido nada.

Y sigo muriendo de amor
por quien de amor
por mí no muere,
tropezando en las mismas piedras,
malgastando la ilusión
con quien nunca me ha llorado,
con quien nunca me besó.

El Hombre aprende,
la Vida enseña y yo
no he aprendido que los sueños
son puntales de esperanza
derribados por la vida
a golpes de desengaños.

No he aprendido que los sueños
se despiertan cada día
a golpes de realidades
y se derrumban
como castillos de arena
construidos en el aire
con el sucio acariciar de la rutina.

Roce a roce.

Día a día.

Soplo a soplo.

Grano a grano.

Pero sé
que aunque el invierno es duradero
y que vivir me duele más
que el mordisco de los perros,
que soñar nunca se olvida.


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