DESDE el día que te vi
tus labios son mi estandarte
te prendí a mi olvido y
no hago más que recordarte.
Ni los versos que te escribo
por poderte conquistar
se podrían comparar
con tu amor sin aditivos.
Tengo celos de tus dedos
del carmín de tu sonrisa
del “bordao” de tus camisas
de tus dudas y tus miedos.
De tus huellas dactilares
de tus curvas peligrosas,
de tu lengua caprichosa
de tu piel y tus lunares.
Tengo celos de tus sueños
del vaivén de tus caderas
del cierre de tu cremallera
de tu vientre de diseño.
De tu Amor sin conservantes
de la palma de tus manos
de tus ejes cartesianos
de tu escote y tus tirantes.
Celos a los que provoco
para que alguno de tus besos
termine en mi boca y eso
me alivie esta pena un poco.
Celos a los que provoco
para que alguno de tus besos
termine en mi boca y eso
me alivie esta pena un poco.
Tengo celos de tu ombligo
del sabor de tus deseos
de las noches que Morfeo
quiso acostarse contigo.
De tus senos aniñados
de tu invierno y de tu frío,
de tu olor que se hace mío
cuando pasas a mi lado.
Y es por eso que no tiro
tus besos a la basura
guardo todas las facturas
junto al aire que respiro.
Sabes que el único motivo
de este amor sin pedigrí
es que estoy pegado a tí
como si fuera un adhesivo.
Me cansé de suplicarte
he perdido incluso el norte
un corazón sin pasaporte
nunca va a ninguna parte.
Nunca fui el beneficiario
de estos celos sin sentido
hasta las flechas de Cupido
huyen de nuestro calendario.
No pretendas consolarme
ahora sobran las palabras
por las puertas que tu abras
yo saldré por no quedarme.
Tengo celos de ti.
Tengo celos de ti.