viernes, 3 de febrero de 2012

“La Vida No Vivida”. Un paseo por el amor más visceral y necesario



   PARA disfrutar con la lectura de “La Vida No Vivida”, amigo lector, no es necesario ser aficionado a la literatura ni saberse de memoria todas las obras escritas por Edgar Allan Poe. Tampoco es necesario ser adolescente ni tener tiempo para leer (ya lo sacará de dónde sea porque su lectura engancha). Para entender “La Vida No Vivida”, amigo lector, es imprescindible haber amado; haber amado con locura y haber sentido alguna vez lo que se siente la primera vez que se ama. Aquí y ahora no le voy a desvelar el final de una trama que envuelve en su sedosa red de araña (por cierto, muy bien entretejida) a dos adolescentes, Cris y Lucía, dos adolescentes que viven realidades paralelas y a la vez muy distintas (y distantes). Cris, la pequeña de tres hermanas (diecisiete primaveras) y superviviente en los tumultuosos años 80, basa su razón de ser en la relación mantenida con su profesor de matemáticas, una relación tan trágica como visceral que marcará la senda sin atajos por la que transcurrirá el resto de su vida. A Lucía, una veinteañera de nuestros días, lo que encauza su vida es el misterio (casi tabú) que encierra la muerte de sus padres. Ambas, cada una a su manera, experimentan relaciones amorosas enrevesadas y complejas pero reales. Edulcora sin empalagar la historia de Hortensia una historia que, narrada por la propia abuela de Lucía, la autora nos la sitúa en la España rural pero “feliz” de posguerra. Aunque la felicidad de Hortensia se ve truncada cuando su novio la deja el mismo día de su boda.


   La Vida No Vivida” atrapa desde las primeras líneas. Alternando los capítulos que desenredan la madeja del devenir de Cris y Lucía, la autora utiliza los recursos del flashback y el flashforward, muy bien elaborados y a la vez muy bien diferenciados ya que según quien cuente la historia ésta se escribe en letra cursiva o en tipografía normal, facilitando así la ubicación espacio temporal del lector en la trama.


   Hagan sitio en sus mesillas, desempolven sus estanterías, hagan trizas sus rutinas más cotidianas para reservar un hueco en sus vidas a la primera (esperemos que no la última) novela de Asunción Ramírez, una buena Amiga que además escribe. 


También podéis leer la reseña de "La Vida No Vivida" en El Heraldo del Henares y en las páginas de Madrid OUT.

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