Dicen que quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Este clásico entre los refranes sigue vigente desde que el anónimo autor de “El Lazarillo” aconsejara a su personaje arrimarse a la protección de "los buenos". Y Michael Schenker, que seguro que conoce el refrán, supo arroparse por músicos de la categoría de Doogie White, voz, (Rainbow, Yngwie Malmsteen), Herman Rarebell, batería, (Scorpions), Francis Buchholz, bajo, (Scorpions) y Wayne Findlay (Slavior, Vinni Moore), teclado y guitarra, para ofrecernos, en la tarde noche del pasado jueves tres de mayo, un sublime concierto que será recordado durante mucho tiempo.
Pasaban unos minutos de las ocho cuando empezaron a caldear el ambiente Karelia, una banda del vecino país galo que cumplieron con la difícil tarea de abrir el apetito musical como teloneros en un concierto de Michael Schenker, como ya lo hicieran en la gira por tierras galas de los germanos Scorpions. Treinta minutos de rock agresivo, directo, aliñado con temas propios – “Restless” - y alguna versión como “Show must go on”, que rindió merecido homenaje a Queen, dejando la (buena) impresión de ser un grupo sin excentricidades instrumentales pero muy conjuntado.
A las nueve y media de la noche pisaba el escenario de la sala Arena un esperadísimo Michael Schenker, para deleitarnos con la instrumental “Into the arena”, y “Armed and ready”, ambas incluidas en el primer disco en solitario del alemán, el titulado “The Michael Schenker Group”, y con las que transformó en adrenalina la más de media hora de monótona espera entre grupo y grupo. También acudirían a su obligada cita “Lovedrive” y “Another piece of meat”, rescatadas del repertorio de los también alemanes Scorpions, y en las que el rubio guitarrista dejó la huella de su talento, “Cry for the nations”, “Let sleeping dogs lie”, “Cost to cost”, la preciosa y preciosista “Assault attack”, “Before the devil knows”, “On and on”, “Let it roll”, “Shoot, shoot”, rescatada del repertorio de UFO, la siempre vital “Rock you like a hurricane”, que enloqueció a los asistentes y cuyo protagonismo en el solo de guitarra esta vez recayó sobre los dedos de Wayne Findlay y “Rock bottom”, que con un espectacular solo de guitarra de Schenker dio por finalizada, tras hora y media de actuación, una primera parte de un concierto tan nostálgico como sublime.
No pasaron cinco minutos cuando el elenco de artistas pisaba de nuevo el escenario para deleitarnos con tres bises, “Holiday” y “Blackout”, de Scorpions, y “Doctor, doctor”, el ansiado éxito firmado junto a Phil Mogg (UFO) e incluido en el disco titulado “Phenomenon” y que enloqueció, más si cabe, a los asistentes que abarrotamos la sala Arena que para la ocasión se quedó algo pequeña para albergar tanto talento musical.
Durante la actuación Michael (muy agradecido con la entrega y el beneplácito de los asistentes) cambió de guitarra en varias ocasiones, todas ellas Gibson Flying V, unas veces de color blanco y negro y otras simulando la vidriera de una catedral. De los demás músicos decir que su maestría interpretativa habla por ellos: un siempre atento Doogie White, muy comunicativo y participativo - muchos le asociamos en poses y físico con el actor Jack Black (“Escuela de rock”) -, Herman Rarebell y Francis Buchholz, engranado a la perfección la maquinaria rítmica, y Wayne Findlay, rellenando los pocos huecos dejados por el guitar hero.
P.D.: A aquellos que leyeran en este blog la noticia que un servidor escribió anunciando la actuación del rubio guitar hero decirles que en la actuación no sonó “Attack of the mad axeman”. Otra vez será.
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