jueves, 6 de octubre de 2022

¡NO ES NO!

 ¡Tendrías que ver las rozaduras de mis pies! Los toros me han galopado a escasos centímetros; en ese instante, solo escuchaba el eco de los cencerros acompasado por el griterío de la gente. El aliento de los astados resoplaba en mi espalda. ¡Me tiembla la voz solo de contarlo! ¡Apenas me sostengo en pie! ¡Toca mi mano derecha! Ha palpado el morro de uno de los morlacos. Aún conservo el rastro húmedo de sus babas. ¡Toca, toca! ¡Han sido los 20 metros más intensos de mi vida! En el encierro me he sentido libre. Agotada, me he apartado del recorrido para que otra chica más joven recogiera mi testigo. Supongo que es el lógico relevo generacional. Aunque la única manera de animar a otras mujeres a que participen es decirlas que mientras corres, todos te respetan. Durante la carrera los tocamientos y los roces son de otro tipo.

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