Los llamados padres del punk funk, los californianos Red Hot Chili Peppers, nos hicieron partícipes de su particular visión de la música en un concierto que cumplió lo justo con las altas expectativas generadas. A las diez menos cuarto de la noche (fueron muy puntuales) sonaban los primeros acordes de “Monarchy Of Roses”, canción perteneciente a su nuevo y aplaudido disco, “I’m With You”. Bastaron cinco segundos para que el cuarteto se metiera en el bolsillo a los miles de incondicionales que acudieron (y llenaron) el Palacio de Deportes de la capital madrileña para arropar con su presencia y su voz a sus ídolos. Público y artistas hablaban el mismo idioma y eso se palpaba en un ambiente siempre cordial y predispuesto para el baile y la fiesta. Ayudaron bastante a la transmisión de energía y el desparpajo de adrenalina los habituales bailes casi epilépticos y acróbatas de “Flea“ (bajista) y Anthony Kiedis (cantante), que pese a ser casi cincuentones se movían por el escenario como verdaderos quinceañeros. Acompañaban a los dos “acróbatas” el preciso e incombustible Chad Smith a la batería, quien lanzó en repetidas ocasiones sus baquetas al público en señal de agradecimiento, y Josh Klinghoffer, sustituto a las seis cuerdas de John Frusciante, un músico muy sobresaliente al que le hace falta contagiarse un poco más de la energía escénica de sus compañeros (mostró predisposición para ello) y que en ocasiones, y debido a que el sonido de su guitarra era muy bajo, pasó desapercibido. Acudieron a su obligada cita los temas “Can´t Stop”, “Charlie”, la preciosa “Scar Tissue”, que fue introducida por Kiedis con un “Muchas gracias” en un castellano perfecto, la bailable “Look Around”, o “Throw Away Your Television”.
Tampoco podían faltar en el repertorio los temas “Breaking The Girl”, rescatado de su exitoso disco “Blood Sugar Sex Magik”, y adornado con la particular coreografía de Kiedis, la coreadísima “The Adventures Of Rain Dance Maggie” la archiconocida “Under The Bridge”, que el público cantó como si hubiese sido escrita por ellos, “Factory Of Faith”, “Californication” y “By The Way”, que puso punto y seguido, después de casi hora y media, a una primera parte de actuación en la que la gente bailó, cantó, disfrutó y sobre todo, se lo pasó bien.
Abrieron la caja de los bises con una especie de jam instrumental a la que siguieron el tema “Dani California “ (el video promocional es espectacular), “Meet Me At The Corner”, la fabulosa y sublime “Give It Away”, con “Flea” subido en los bafles y con la que el cantante se despidió (a la francesa) de todos nosotros, para finalizar con otra jam que aburrió a los presentes que acabaron silbando la actitud fea y sin justificación de Kiedis y aplaudiendo y agradeciendo enormemente el gesto simpático y cercano del batería Chad Smith para con ellos. Dos horas de concierto que sirvieron para mostrarnos el verdadero potencial de una banda que sigue demostrando en cada actuación porqué llenan estadios, actores protagonistas de una trama escénica que contagia y engancha y dueños y señores de un repertorio con altibajos que elevan al cielo a los presentes en una canción para descenderlos al infierno en la siguiente. Una banda cuyo verdadero atractivo escénico, además del despliegue de luces, sonido y pantallas minimalistas que arropan su directo, es sin lugar a dudas su bajista, Flea, que acaparó todas las miradas y todos los flashes con su show. Un despliegue de adrenalina previsible y en perfecta armonía con un público entregado al mil por cien. Si un grupo es lo que es su público los “Red Hots” son grandes, muy grandes.
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