British Lion no son Iron Maiden. Cierto. En el grupo toca Steve Harris pero no son “La doncella de hierro”. Y en el disco, las canciones tampoco suenan a Iron Maiden. Cierto. Aunque hay un par de cortes muy rompedores y pegadizos – “A World Without Heaven “, o “The Chosen Ones“-. Del disco se ha dicho que la producción no ha sido todo lo correcta que debiera, aun contando con el respaldo de una discográfica tan potente como lo es EMI Music, o que el cantante, Richard Taylor, carece del caudal vocal que los temas requieren, muy influenciados por los también británicos UFO; del grupo, que solo es una excusa para sentir más cerca el aliento del público. Sin querer entrar en polémica, lo verdaderamente cierto es que en directo British Lion son un vendaval sonoro.
Para abrir boca y calentar motores se contrataron los servicios de los también británicos Zico Chain, una banda que, si en un principio su imagen de adolescentes guapos, altos y rubios de diseño nos condujo a la confusión, tras su actuación cumplieron a la perfección con el dicho popular de que las apariencias siempre engañan. De sus treinta y cinco minutos en el escenario (empezaron a tocar a las ocho menos veinte de la tarde y acabaron a las ocho y cuarto), destacar un repertorio que, abrazando a veces el hard rock y otras el metal alternativo, dejó un muy buen sabor de oído. Temas como “New Romantic”, “The Real Life”, “Mercury Gift”, “Our Evil”, “More Than Life” o “Perfect High”, todos ellos extraídos de su último disco, el titulado “The Devil In Your Heart”, agradaron a un público que se contagió del espíritu del trío, muy activo y preocupado de que los presentes lo pasáramos bien. Y cumplieron con su cometido. Como detalle, decir que después de la actuación ellos mismos recogieron el equipo y se dedicaron a vender su disco en la puerta. Toda una lección de esfuerzo y dedicación.
Media hora después, a las nueve menos diez de la noche, salieron a escena unos esperadísimos British Lion, encabezados por el queridísimo Steve Harris. “This Is My God”, fue la encargada de romper el hielo (como también lo hace en el disco) y a la que dieron continuidad ”Lost Worlds”, ”Karma Killer”,”Father Lucifer”, ”The Chosen Ones”, una delicia de tema que mejora en directo, y ”These Are The Hands”. El repertorio incluyó tres temas nuevos, ”Guineas And Crowns”, ”The Burning” y ”Last Chance”, cuya aceptación por parte del público fue buena. La euforia incombustible del propio Harris, a la que tanto y tan bien nos tiene acostumbrados en La Doncella de Hierro, cantando los temas y moviéndose por todo el escenario, estuvo muy bien arropada por la contundencia de Simon Dawson a la batería y la brillantez instrumental de los dos guitarristas, muy participativos y entregados, sobre todo Grahame Leslie. Quizás donde más cojea la banda es en el puesto de frontman ya que en muchas ocasiones, y como también sucede en el disco, Richard Taylor dio la sensación de no llegar a la plenitud vocal que exigen los temas.
Luego acudirían a su obligada cita ”Us Against The World”, ”World Without Heaven”, que la gente coreó hasta la extenuación como también lo hizo con ”Do You Want It” y ”Judas”, tema con el que, después de una hora y diez minutos, se puso punto y final a una primera parte de concierto muy intensa y emotiva. No habían pasado dos minutos y la banda regresaba al escenario para interpretar “Let It Roll”, el clásico de UFO y ”Eyes Of The You”, canción con la que, diez minutos más tarde, dieron por finalizada su actuación.
Steve Harris demostró ser un personaje muy querido por los fans, cercano, preocupado siempre por agradar con su música a un público siempre entregado. A sus incondicionales les obsequió con las muñequeras, decoradas con los colores de su queridísimo West Ham. Aun así, la actuación obliga a preguntarse si un grupo como British Lion tendría la acogida tanto discográfica como en directo si su formación no estuviera capitaneada por Steve Harris. Ustedes tienen la respuesta.
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