viernes, 31 de mayo de 2013

2013-05-30 – Sala Live – Panico Rising + Banzai – El elixir de la eterna juventud

Uno de los grupos del panorama musical patrio que más he tenido ocasión de disfrutar en directo ha sido Banzai. Con la actual formación, con la del primer disco y con la del segundo. Y en ninguna de esas ocasiones me han defraudado. Quizás porque es muy sencillo transmitir entusiasmo y credibilidad con un repertorio como el suyo, que siempre llega al respetable, y con unos músicos como los que han pasado por sus filas. Repito: fuera cual fuese la formación.

A las nueve en punto de la noche unos ilusionantes Panico Rising salían al escenario de la madrileña Sala Live, que para la ocasión completó su aforo – quizás debido a que era víspera del Festival Sonisphere  y la gente aprovechó la ocasión más que propicia para acercarse a la sala -, quienes, en los cuarenta y cinco minutos que duró su actuación, agradaron a un público que se fue calentando a medida que descargaban su set list; un repertorio que a veces abrazaba el rock más duro y agresivo para otras endulzarnos el corazón con el rocanrol más tierno y melancólico – mención especial a la preciosa balada titulada “Todo tiene un final”, que gustó mucho a los asistentes -. Además, hay que destacar los temas “Abre los ojos”, con unos preciosistas cambios de ritmo, “Rock n´roll rising”, “Pánico rising”, y la versión más roquera de “Si tú te vas”, el tema de la siempre dulce Jeanette, que en mi opinión y aunque suene a tópico, mejoraron. Una actuación la de Panico Rising en la que demostraron ser un grupo muy conjuntado, con una base rítmica muy potente y que engrana a la perfección, adornada con unas guitarras y una potencia vocal propias del género. En definitiva, un grupo con ganas y, sobre todo, con futuro, mucho futuro.

A las diez de la noche unos puntuales Banzai pisaban el escenario para prometernos, con la profesionalidad que les caracteriza, una noche inolvidable (otra más). Y cumplieron su promesa. “Crimen sin castigo”, fue el tema encargado de abrir la caja de las esencias musicales, y al que dieron continuidad “Traición”, “No pierdas el tren” y “Coche rápido en la noche”, tema extraído de su primer disco y que la gente coreó a rabiar. El repertorio recogió, además de los temas más significativos de la discografía del grupo, dos composiciones  de la etapa de Salvador con Miguel Ríos, “Reina de la noche”, adornado con una preciosa introducción a cargo de Salvador y de Fredy Fresquet, y el himno “Banzai”, que sirvió para presentarnos a la banda y que junto al tema “Duro y potente” fue utilizado como acertado bis. Temas como “Funciona legal”, que dedicaron a los Bárcenas, Urdangarines y banqueros que nos han llevado a esta insufrible crisis económica, “Rock duro”, “No te enganches” y “Voy a tu ciudad”, cargada de adrenalina que contagió al respetable y con el que pusieron punto y seguido a una inmaculada primera parte de actuación, todos ellos rescatados de su disco de debut, o “Grita”, “Noche negra”, “Luces”, y “Se terminó”, pertenecientes a su segundo disco “Duro y potente”, consiguieron su objetivo de endulzar la memoria musical de los presentes.
A estas alturas de la película descubrirles un grupo como Banzai sería una falta de respeto hacia ellos. Decirles que fue un placer sentir la cercanía de un grupo que vuelve con más fuerza que nunca, con un Jose Antonio Manzano inconmensurable, que demostró carisma y saber estar encima del escenario, siempre cercano y participativo, muy bien arropado por una base rítmica contundente y bien engrasada como lo es David Biosca, siempre preciso y elegante y que tuvo su merecido minuto de protagonismo con un entretenido solo de batería, y por un Salvador Domínguez del que uno siempre aprende. Nico Martínez al bajo y Fredy Fresquet, a la guitarra rítmica y los teclados, tan necesarios en esta formación, estuvieron siempre muy correctos compartiendo el protagonismo desde una sombra que empieza a brillar con luz propia.   
Un concierto en el que el respetable participó, bailó, cantó, disfrutó y algunos, como un servidor, volvimos a cumplir dieciocho años. Por cierto, Jose Antonio Manzano nos adelantó en primicia la noticia de que el grupo está componiendo temas nuevos que conformarán el tercer disco de los legendarios Banzai.

lunes, 20 de mayo de 2013

Entrevista Andrés Suárez – No sé dónde acaba la música y dónde empiezo yo



Esta es la historia de un joven – protagonizada por el cantautor Andrés Suárez -, que cambió su Galicia natal por un Madrid insufrible pero insustituible, en donde el mar es una boca de riego y la arena una estación de metro en hora punta. El ferrolano llegó para deleitar con su música enhebrando la melancolía a través de las seis cuerdas de su guitarra. Como todos los principios aventureros el suyo no fue fácil. Aunque la familia y los amigos, que abrigan más que cualquier manta, hicieron de sus sueños precoces realidades. Y la vida, que a veces asfixia pero que nunca ahoga, se entonó con la letra de sus canciones. Hoy ese joven vive por y para la música. ¿Se puede conocer a un artista en veintidós preguntas? Lean la siguiente entrevista y sabrán la respuesta.

Andrés, con 30 años recién cumplidos, ¿crees en los sueños? ¿Los tuyos se cumplen?

Hay gente que para cumplir un sueño dejó atrás todo, que lo pasó muy mal. Yo, no. Yo he estado muy arropado por mi familia y por mis amigos. Por mis padres que nunca dejaron de ayudarme…

Han invertido en ti.

Han invertido en mi sueño. Quizás los comienzos no fueron tan dulces como este momento, aunque nunca dije que fuera un infierno de vida, que no podía más y que aquí me quedaba.

Andrés, ¿qué le debes a la vida?

Le debo que me haya unido a la música desde antes de nacer. Esta energía positiva y que me facilitara tanto las cosas para hacer realidad mis sueños. La vida se ha portado muy bien conmigo.

¿Y qué crees que le debes a la música?

No sé dónde acaba la música y dónde empiezo yo. No sé hacer otra cosa, no quiero hacer otra cosa y no me gusta hacer otra cosa. La música es mi forma de ser, de estar, de pensar,…

Tu último disco se titula “Moraima”. ¿Qué es “Moraima”?

He sacado discos en lo que tenía muy claro cómo se iban a titular. Con este disco era todo tan nuevo que no tenía ni título. Incluso la gente de EMI, una semana antes de publicarlo, estaba nerviosa porque no tenía un título. “Moraima” es un nombre que me genera mucha dulzura, …Es mi mejor obra. 

¿Sabes que Moraima es un nombre de mujer?

La música es mujer.

Y significa “mujer pasional que puede renunciar a cualquier cosa por estar con quien ama”. ¿Te define a ti?

Totalmente. Me tienes que mandar esa referencia. Con “Moraima” me están pasando cosas brutales. Me tenía que encontrar con este título. Creo que las cosas pasan por alguna cosa.

¿Podríamos definirlo como un disco recopilatorio con tres temas nuevos?

Un disco recopilatorio me suena a un disco de un artista que ya lo ha hecho casi todo y que quiere resumir su carrera. Y mi carrera está empezando. Este disco es una continuidad y un recuerdo de aquellos bares en los que toco, Libertad 8, Galileo Galilei, y en él se recogen los gestos de la gente que acude a verme. La selección de los temas del disco tiene mucho que ver con esos gestos.


¿Cómo defines tu música?

Yo me vendo muy mal. Odio las etiquetas pues pienso que son el peor de los nacionalismos. Te limitan alrededor de un término que ni tú sabes muy bien qué es; parece que de puertas hacia adentro está bien y que de puertas para afuera está mal. Si se me tiene que etiquetar hacerlo vosotros.

“Moraima” es un disco que te ha publicado EMI.

Si.

¿Qué crees que se pierde y se gana al estar en una multinacional como EMI?

Lo primero que he de decir es que tengo que morderme la boca y arrepentirme de mis opiniones de hace años con respecto a las discográficas, a las que tildaba de dictadoras y fascistas. Ahora hablo de mi caso. Yo he entrado en EMI y me han preguntado qué quería hacer, qué ciudades quería visitar, dónde quería tocar, … Aquello que me contaban en los años 90 de que tenías que hacer lo que te mandaban para no acabar de pleitos, para nada se cumple hoy en día. Me están respetando al 200%. Creo que no pierdo nada ya que estoy haciendo lo que siempre he hecho. He ganado a unos profesionales que me están facilitando las cosas. Toda mi vida tocaré en Libertad 8, estaré al lado de mi amigo Julián hasta que me muera. Aunque ahora, debido a mis compromisos, no puedo hacerlo. No me olvido del pasado y agradezco a esos locales la oportunidad que me dieron ya que sin ellos yo no estaría donde estoy.

Pero te ha servido para dejar la segunda división del underground y llegar a la primera del… ¿reconocimiento?

No. No creo que el reconocimiento tenga que ver con estar o no en una multinacional. Lo que siento es que la gente, pese a la crisis que estamos padeciendo, viene a verme. Hago lo mismo que hace 14 años.

Pero llegas a más gente.

Si, ahora llego a más gente. Aunque el reconocimiento viene dado por parte del público.

¿Y cómo se acaba firmando con EMI?

Se llega tocando en los bares. Un día te ve alguien que a su vez conoce a alguien de EMI y surge. Fue un noviazgo leve, fuimos muy despacio y creo que eso es un acierto.

¿Ha cambiado algo tu vida?

Ha cambiado el 400%. Esta es la segunda noche que paso en casa después de un mes. Estoy haciendo mucha promoción y ensayando mucho. Mis horas del día ahora las ocupan este disco que acaba de nacer. Aunque algunas veces, como norteño que soy, echo de menos el mar.


¿Qué expectativas tienes con “Moraima”?

Que me permita seguir viviendo de la música. Me gustaría mantenerme así. Y que siga esta gira. Y cuando acabe,  sacar otro disco y otra gira. Le doy más importancia a mi música que a mí mismo, y la quiero, y la cuido más que a mí. Quiero vivir toda la vida de la música.

¿Añadirías o quitarías algo ahora que está grabado?

Absolutamente nada. Tal vez añadiría una canción: “Si llueve en Sevilla”, que seguro meteremos en la reedición del disco. Si te digo que este es mi mejor trabajo es porque lo es. Con “Moraima” se alinearon los astros para que colaboraran en él los mejores profesionales.

¿Dónde podremos ver la próxima vez en directo a Andrés Suárez?

En la web www.andressuarez.es se puede encontrar toda la información. Me vienen a la memoria Las Palmas, Tenerife, Murcia, Mallorca,…

¿Tiene Andrés Suárez un público propio? ¿Cómo es el público de Andrés Suárez?

Es un honor ver a la misma gente en cada concierto. El disco se ha puesto en el número cinco pero mi público es el número uno. Un público es extremadamente cálido, muy fiel, que se ha quedado a mi lado y que es muy luminoso; un público con el que tengo un contacto permanente. Y eso es de agradecer.

Una sala talismán para tí.  

Libertad 8. Me ha dado mucha suerte. Aunque antes toqué en Zanzíbar o en El Rincón del Arte Nuevo, mi primer espacio fue Libertad 8.

¿Qué crees que aporta Andrés Suárez al universo de los cantautores?

Sinceridad. Soy un artesano que aporta su música.

¿Qué consejo darías a los grupos que están empezando en la música para que lleguen hasta donde has llegado tú?

Soy el menos indicado para dar consejos, pero mi madre me dio uno, válido para cualquier disciplina, y yo te lo reproduzco: trabaja hasta que te duela la espalda y al día siguiente, sigue trabajando. Porque el que siembra recoge.   

¿Algo nuevo que hayas oído y que te haya sorprendido?

Glen Hansard. ¡Es Dios! Descubrí su historia por casualidad; un músico que tocaba en la calle, que lo dejó todo por la música y que hoy tiene un Oscar. Cuando le escuché me volcó el alma. Glen Hansard es energía, dinámica, nervio puro, velocidad, volumen, tensión. Me ha marcado y me considero alumno suyo.

¿Quieres añadir algo más?

Que estoy de puta madre. Y muchas gracias, ha sido un placer.             

El final de esta bonita historia, feliz o no, lo escriben ustedes, los incondicionales que con su aliento y apoyo deciden si lo sueños se cumplen o no. Desde aquí le deseo a Andrés que siga cumpliendo los suyos. Porque soñar es la única manera de que merezca la pena seguir vivo. 

lunes, 6 de mayo de 2013

ESCRACHE A LAS CONCIENCIAS


El día que el presidente de Argentina Carlos Menem indultó a los asesinos relacionados con la dictadura del general Videla, militar que llegó al poder por el atajo del golpe de Estado, además de dar la razón a los bárbaros, el mandatario patentaba el escrache de índole político. Y es que el pueblo argentino, harto ya del abuso y del genocidio indiscriminado, empezó a manifestar su indignación frente a las casas de los que alimentaron aquella sangrienta dictadura. Corría el año 1995. En España el término escrache se empieza a popularizar a principios del año 2013, a raiz de las manifestaciones de descontento protagonizadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), y que aplicaron a miembros del Partido Popular, entre ellos Esteban González Pons, Vicesecretario General de Estudios y Programas del Partido Popular, Alicia Sánchez Camacho, Presidenta del PP catalán y Alberto Ruiz Gallardón, Ministro de Justicia.


Situado el lector, me pregunto si existen casos que legitimen la aplicación de la arriesgada fórmula del escrache. ¿Dónde termina la denuncia y dónde empieza el acoso? Ante el riesgo de parecer antidemócrata, terrorista o acosador, yo defiendo activamente el escrache. Aunque voy un poco más allá y abogo por sacar la guillotina a las calles y empezar a cortar cabezas, aquellas de los que nos han escrachado la vida con su particular visión de la democracia. De esta casi genocida situación no culpo en exclusiva al actual gobierno (del Partido Popular) ya que los que ahora saborean las hieles de la oposición tuvieron la oportunidad de cambiar el rumbo de esta crisis y no lo hicieron. Y culpo a Izquierda Unida, los terceros en discordia, quienes se aliaron con el PSOE, señalado con el dedo acusador por los famosos ERE andaluces, con el único objetivo de conseguir el poder. Y lo consiguieron. Algún militante defendió la postura diciendo que desde el peldaño elevado del mando resulta más fácil cambiar las cosas. Puede ser. Aunque muchas veces se ejerce más presión desde abajo, posición desde la que nunca se pierde ni la credibilidad ni la dignidad que han perdido los herederos de Julio Anguita. Pero, ¿qué aporta la dignidad en un país donde los que no pueden defender su razón guardan silencio, se niegan a contestar o dan un portazo a la palabra? Diré, aun a riesgo de equivocarme, que muy poco. En nombre de la dignidad se han justificado las barbaridades más escandalosas de la humanidad; en nombre de la soberanía popular nuestros gobernantes, esos a los que les hemos dado nuestra confianza en forma de voto, nos han desahuciado, han “cogido prestado” dinero del erario público, se han financiado ilegalmente, han defraudado a Hacienda, malversado fondos, silenciado catástrofes, asesinatos y acosos, han engañado y extorsionado a jubilados, funcionarios, parados, artistas, autónomos,… En definitiva, que han recortado nuestros derechos (en algunos casos ya ni existen) convirtiéndolos en obligaciones.


Lo grave del asunto es que después de huelgas generales, manifestaciones, asedios al Congreso, unos de mayo y demás parafernalia que atufa nuestros sueños con la halitosis de la cruda realidad, cada vez estamos peor. Anímica y socialmente peor, pues somos testigos de que nuestras acciones no sirven para nada y que nuestras palabras no las escucha nadie. Incluso la ley, que en teoría nos debería de igualar a todos, ahora es lo que más nos separa. El ciudadano, el que con su día a día sostiene la democracia, el que según el gobierno es culpable de esta y de todas las crisis, es el que realmente padece los abusos que en nombre de la dignidad lleva a cabo el poder. Porque es a él al que se le exigen sacrificios, se le recorta, se le calla, se le humilla, se le impone y se le exprime, para ser fagocitado poco a poco por estados depresivos que le empujan a quitarse la vida en este genocidio encubierto y financiado por los que realmente mandan: los bancos. Los más necesitados siempre estamos en el punto de mira, todo es posible en un país sin valores, heterogéneo, desunido, insolidario. Eso sí, diez mil personas se citaron en las calles de la capital para arropar a los jugadores del Real Madrid, necesitados de una remontada futbolística que al final no se produjo. Esos jugadores y esa afición que permanecen sentados en sus sillones cuando el pueblo necesita de su calor para manifestarse contra la política de mediocridades de este y de otros gobiernos. Es por eso que un país como este, que solo destaca en lo deportivo, se vuelve inhóspito para soñadores, utópicos, defensores de los valores, gente con principios, que ama al prójimo como a sí mismo. Gente como nosotros, amigo lector. Entonces, ¿es lícito matar al que mata? El refranero aclara nuestra duda: quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.