sábado, 14 de diciembre de 2013

2013-12-13 – Sala La Riviera - Rosendo Mercado – Rory Gallagher que estás en los cielos



Haciendo buen uso del símil futbolístico, diré que Rosendo Mercado no es el mejor jugador del mundo, ni el delantero que marca más goles. Ni siquiera es el más espectacular. Pero todo entrenador le quiere en su equipo porque sabe que el músico “carabanchelero” es tan respetado por sus compañeros como querido por la afición. Y eso, en los tiempos que corren, es mucho decir. La noche del pasado día 13 de diciembre Rosendo nos presentaba su última entrega discográfica, titulada “Vergüenza torera” (2013), y de paso aprovechaba para avivar la llama de nuestra nostalgia más incombustible con un repertorio muy bien presentado, mesurado en los nuevos temas y repleto de canciones de siempre, esas que le han colocado por méritos propios en el Olimpo de la música patria. La crítica y el inconformismo de sus letras son un buen reclamo para que el público, identificado al mil por cien con ellas, le arrope siempre que el músico se cita con él en Madrid. En esta ocasión el respetable tampoco le plantó: ¡lleno absoluto!

A las nueve y cuarto de la noche salía Rosendo al escenario de la sala La Riviera arropado por los siempre fieles Rafa J. Vegas (al bajo) y Mariano Montero (a la batería), dos músicos que acompasan como máquinas de coser las composiciones del de Carabanchel, invitando a los presentes a disfrutar de una noche inolvidable, otra más cuando son ellos los que ejercen de maestros de ceremonias. En las casi dos horas de actuación (menos quince minutos), dieron cuenta de unas envidiables maneras sobre el escenario. Para abrir la caja de las delicias sonoras se eligió “A dónde va el finado”, una canción pegadiza a la que dieron merecida continuidad “Listos para la reconversión” que enlazó con la vacilona y muy coreada “Cosita”, o “Al lodo brillo”. También hubo tiempo para homenajear a Leño, el grupo que germinó el prestigio musical de Rosendo –“Leño pa´ siempre“-, con la interpretación del tema “¡Qué desilusión!”, que el músico dejó cantar al público sumergiéndole en un mar de melancolía que fue “in crescendo” hasta el pitido final cuando sonaron los acordes del archi popular “Maneras de vivir”. Tampoco faltaron a su cita canciones como “Hasta de perfil”, “Muela la muela  - “y si duele, que duela, ¡viva la revolución!” -, “Vergüenza torera”, “Salud y buenos alimentos”, “Masculino singular”, “Flojos del pantalón”, muy solicitada y bien acogida por los asistentes, “Pan de higo” o “Agradecido”, con la que, después de una hora y veinte minutos, se puso punto y seguido a una memorable actuación – “esto se nos ha ‘pasao volao’, como siempre. Un placer. Se os quiere” -. Dos minutos más tarde volvían al escenario para culminar el concierto con cuatro bises -  ...Y dale”, “Majete”,  Navegando” y el ya mencionado “Maneras de vivir”, que el público coreó y bailó hasta la extenuación -.

¿Qué podemos contar de un concierto de Rosendo que no hayamos dicho (y vivido) en tantas ocasiones? Prácticamente nada. La profesionalidad, la cercanía y sobre todo el don de convertir lo complejo en rutina de este alumno aventajado de Rory Gallagher los hacen siempre muy especiales. Algo de lo que muy pocos pueden presumir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario