martes, 13 de diciembre de 2016

2016-11-30 - Entrevista a Javier Menéndez Flores - "La Historia, como a todos, me ‘absorberá’"

 ¿Admirador? ¿Compañero? ¿Amigo?

Referente sería la palabra que, con acierto, definiría la relación entre Javier Menéndez Flores y un servidor. Admirador, compañero y (quizás) amigo, también. Pero en la palabra referente convergen nuestros caminos. Y es así porque, por ejemplo ahora, cuando creo haber escrito algo digno de ser leído, me invade la duda de si él lo hubiera hecho de una forma más cautivadora. Es entonces cuando leo y releo sus libros, y sus artículos, y sus entrevistas, para sentir el alivio de que ambos, en divisiones literarias diferentes, escribimos lo que nos sale (¿del corazón?). Rectas literarias – la suya coherente y desvirgada por un invento llamado Internet -, que también convergen en otros puntos, por ejemplo, en “la afición de escribir, a secas; los libros vinieron más tarde y son consecuencia de lo primero. ¿Por qué escribo? Pues no lo sé. Porque no puedo evitarlo, supongo. Y poniéndome pedante, citaré a André Gide: ‘Por poner algo a resguardo de la muerte’. ¡Ah!, y también, seguramente, porque no sé jugar al fútbol. Si no, de qué”.

Cierto. A ambos nos cautiva el canto de sirenas de la obligada devoción. Curiosamente, también nos une el milimétrico cuidado con que mimamos cada uno de nuestros “herederos literarios”.

En todos los libros que he escrito he tratado de dar lo mejor de mí. Que cada lector me recuerde por el que más le gustó. Pero lo que ocurra cuando yo ya no esté, palabra de honor, no es algo que me quite el sueño. No me considero, en absoluto, un escritor consagrado. Tampoco soy consciente de haber escrito ninguna obra maestra. Pero no desespero”.

Nuestros gustos se encuentran en la exquisita lectura de libros como El conde de Montecristo”, de Alejandro Dumas (padre) o “El increíble hombre menguante” de Richard Matheson, y en la escucha de "long plays" imperecederos como “Alive II” de Kiss o “Blonde on blonde” del sempiterno Dylan. Y por supuesto, proclamamos con orgullo saber con certeza lo que somos: escritores.

“[Cita a Dylan] ¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre / antes de que lo llaméis hombre?. Si no me considero escritor después de más de 20 años en esto, con 12 libros publicados y no recuerdo el número de artículos, columnas y entrevistas para revistas y diarios diversos, es que algo estoy haciendo mal. [Escritor es] Aquel que junta palabras con la suficiente habilidad y fortuna como para convencer a quienes lo leen. Debe tener una base, hecha con lecturas y oficio. Y si luego cuenta con un gramo de talento, ¡‘voilà’!”.

Y cuando le pregunto cómo le gustaría que le recordaran, elocuente, contesta: La Historia, como a todos, me ‘absorberá.

El universo literario de Javier amplía sus fronteras al contar las vidas de artistas de la categoría de Dani Martín (El Canto del Loco), “RobeIniesta (Extremoduro) o Joaquín Sabina, entre otras. Su última entrega lleva por título “No amanece jamás“ y en ella desgrana el legado “letrístico” del artista jienense.

“[Sabina] Es uno de los tres mejores escritores en español que existen; un excelente escritor de canciones que tiene la desgracia de caer bien”.

Un libro bien ilustrado “en su mayoría con fotografías que se han comprado a agencias y a fotógrafos varios. Sabina también cedió algunas de su archivo personal. Las seleccioné todas yo solito, sí, ¡y son más de 200! Un trabajo de chinos”, para el que llevaba documentándose toda la vida y que escribió en apenas un año.

Una parada obligada es hablar de Joaquín con alguien que le conoce tan bien como para escribir sobre él (y repetir experiencia).

“[Joaquín] No es un artista predecible. Escribe las canciones que luego le permiten salir al escenario”.

El de Úbeda se encuentra en el delicado momento de sacar un disco - “Lo niego todo” – que Javier todavía no ha escuchado. Quizás sea retórico preguntarle si hay tanto “sabinero” como se proclama.

¿Hay tanto madridista como se dice? ¡Si llena siempre que toca en Las Ventas y en el Palacio de los Deportes! Y ha abarrotado más de veinte noches seguidas el Luna Park, en Buenos Aires. ¿A ti qué te parece?”.

Ambos nos autoproclamamos seguidores de Joaquín. Y a mucha honra. Paradójicamente, es el disfrute de su arte el que diverge nuestros caminos. 

19 días y 500 noches‘, pese a sus muchos aciertos y calidad, no es mi disco favorito. Para mí, los mejores son ‘Física y química’, ‘Esta boca es mía’ y ‘Yo, mí, me, contigo".

Sin ser el disco que le consagra, para un servidor “19 días y 500 noches” supone el clímax compositivo del Sabina más musical. Hasta la fecha.

P.D.: Margarita Bañón es la autora del bonito retrato de Javier que engalana esta entrevista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario