domingo, 29 de mayo de 2011

LA VIDA NO VIVIDA

EN el aeropuerto de Orly
toda la vida transcurre
por los atajos del que descubre la soledad
para robarle al olvido
todo lo que no fue pero que pudo haber sido,
y en un avión la esperanza
le paga al tiempo fianza para embarcar
con los recuerdos de los
que viajan con el adiós
para sus seres queridos.

Atrás quedaron los besos,
que con nombre y apellidos
bautizaron de excesos a un corazón sin latidos,
pero a orillas del Sena la pasión se desmelena
y en aquel cafecito donde soñar no era un delito,
se deshoja una flor con el Amor de testigo
mientras Marcel y la noche,
en el asiento de un coche
se desnudaban conmigo.

Lo malo de las miradas es que crean adicción
desnudan el corazón, pero se quedan en nada.
Al juego de lo prohibido no debes ir de farol
un beso no tiene alcohol pero emborracha a Cupido.

Los besos que más nos duelen mi amor
son aquellos que no hemos dado
los sueños saben mejor
cuando se cumple lo que has soñado.


Un amor de instituto, desliz a desliz
años atrás en Madrid se vestía de luto
cuando soñar es la excusa, para no despertar
basta con desabrochar un botón de tu blusa.
pero a la pobre Cristina el amor
solo le da propinas de desamor,
y abre la caja Pandora
cuando se enamora de su profesor.

La vida que no has vivido siempre te pasa factura
nunca tiene partitura pero se toca de oído.
Un corazón medio muerto puede aliviar sus heridas
en los pasillos sin vida de cualquier aeropuerto.
Donde Lucía descubre
que su seguro no cubre la soledad
que amar es una virtud
y que Cristina es la luz
de su oscuridad.

Lo malo de las miradas es que crean adicción
desnudan el corazón, pero se quedan en nada.
Al juego de lo prohibido no debes ir de farol
un beso no tiene alcohol pero emborracha a Cupido.

Los besos que más nos duelen mi amor
son aquellos que hemos perdido
la vida sabe mejor
cuando disfrutas lo que has vivido.


En París la pasión se pasea desnuda
por los bulevares
tus labios son la razón de mis dudas
y tus besos mis huellas dactilares.

Y en algún cafecito donde un extraño te dice:
mi amor, cuanto te necesito”;
dame un beso pequeño
pero que tenga el sabor
de los besos que doy
en el mejor de mis sueños.

Cristina, Cristina, Cristina,
el amor es como una aspirina
con delicadeza
se mete en la cabeza
te alivia el dolor
pero no la tristeza.

Pero no la tristeza.


Pero no la tristeza.

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