Dicen las malas lenguas que en el arte (y por ende en la música), todo está inventado. No voy a rebatir esta teoría aunque no se base en fundamentos empíricos. Pero pregunto yo: si todo está inventado, ¿por qué nos siguen emocionando discos como “Retratos”? Amigo lector, la respuesta - como decía Bob Dylan -, está en el viento. Creo yo, que no lo sé.
La última entrega discográfica de los alcarreños Abel de Pedro y Los nuevos Bourbones – esto es, Abel de Pedro (guitarra y voz), Pedro Hernández (guitarra) Abel de Luz (bajo) y Johnny Montes (batería) -, lleva por título “Retratos”, enunciado que desde la portada avisa al oyente lo que va a escuchar: instantáneas musicales que identifican estilos de vida, reflejos de supervivencia, reflexiones personales que nos comprometen a todos y rectas paralelas que se juntan a la vuelta de la esquina. Pero sobre todo, personas con un nombre propio que las delata sin acusar. Una placa, la segunda de su discografía, que incide en la rebeldía más rockera, sencilla a la par que profunda, con estrofas lapidarias que destripan la soledad y se embadurnan de mentiras piadosas que rebozan el amor más efímero y visceral.
Canciones como “Piel y huesos“, que estrena el disco,”Olvídame”, una declaración de principios que recuerda muy gratamente a algún intocable del rock patrio – léase Platero y Tú -, “Lo buena que estás”, con las impagables colaboraciones de Manolo (ex ADPyLNB) y de Miguel de Lucas de Dr. Sapo – el disco ha sido grabado, mezclado y masterizado en La Buhardilla Estudio, propiedad de Miguel – “Llueve”, que envuelve de otros halos musicales gracias a la presencia del violín de Beatriz Bermejo (As-Sikka Folk) y de otras temáticas que denuncian firmemente el racismo, “No te fíes“, más bailable al abrazar el ska y en el que colaboran Chechu al trombón y Mario al saxo (Los Rabbit), “Carla”, tan adictiva como “Alas” gracias a unos estribillos pegadizos que endulzan sin empalagar, o “Volver a jugar”, tres minutos y medio de ánimos enfundados de esperanza.
“Retratos” es un disco muy conjuntado, bien diseñado, con un libreto muy cuidado – Laura de Lucas es la responsable de las instantáneas y del diseño el propio Abel -, que no defrauda, con patrones musicales diversos y variados que al ser pasados por el agradable tamiz del rock urbano lo hacen muy ameno. Y como apuesta por lo cercano, por lo nuestro, no engaña al oído. Todo un descubrimiento.
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