Advertencia: Amigo lector, si su (¿buen?) gusto no se ha empapado todavía con la esencia de las
raíces, con el trabajo bien hecho, metódico y ensayado y a la vez improvisado e
imprevisible, ese que se empacha de lo onírico, de lo intangible, de la magia
del experimento y la innovación... Si sus gustos andan perdidos por los falaces
atajos de lo comercial, de lo que todo el mundo oye pero nadie escucha, de lo
fácil y lo fugaz, “Embrujo” no es su disco. Le aconsejo que no siga
leyendo porque éste tampoco es su artículo.
Grabadas, mezcladas y masterizadas entre Mallorca - Psychosomatic Recording Studio -
Tetuán, Tánger (Orquesta Abnae wa banat Ziryab), Marbella e India, la
decena de canciones que engalanan el disco – cuarto en la discografía de Taifa
-, insisten en que, al disfrutarlo, tengamos paciencia. Mucha paciencia. Son
necesarias varias escuchas para que su inherencia sea asimilada, para entender
lo que Luis Massot (voz, bajo, bouzouki y palmas), Miguel Maya
(guitarra) y Antonio Medina (batería) nos presentan en él. Es lógico.
Nuestros oídos, tan acostumbrados a lo efímero de lo comercial, a lo impuesto
por la cultura occidental, necesitan tiempo para asimilar la fragancia
existencial que impregna a otras músicas y a otras culturas.
“El dueño del tiempo”, nos abre la puerta del asombro, una canción interpretada
con mucha fuerza y más pasión y que como las demás que conforman la placa, aúna
culturas y estilos musicales. Además de la citada destacan “Libre para soñar”
– avalada por un video clip dirigido por Pep Bonet -, “Tetuán”, “Escrito
en la piel” – maquillada con el incólume sonido de una guitarra flamenca -,
“Crepúsculo de perdón” – con unos precisos cambios de ritmo que la
ensalzan -, y “Extraño sentimiento”, que con sabiduría y elegancia pone
punto y final al disco a la par que invita al mundo a su disfrute, un deleite
que tendrá su culminación cuando sea presentado en directo.
Arropadas por unas letras que invitan a reflexionar – el propio Luis me contaba
hace un año que estaba escribiendo las “memorias” de sus aventuras por Marruecos -, amén de unas
colaboraciones de lujo - Rafik Ahmed, Ahmed Abdelaziz, Hanna Touk, Choubani
Abdou, Chaouki Omrani, Khalid Masmoudi, Jordi Mascarell,
Ricardo de la Concepción y Juan Delola -, las canciones también
supuran talento compositivo e instrumental: bien arregladas, salpicadas de
mesura y equilibrio, con el toque justo para abrazar el rock, y el flamenco, y
lo andalusí, y lo oriental, y lo onírico, y el pasado, y el presente, y el
futuro,... ¡Una verdadera joya!
Amigo lector. Si ha llegado hasta aquí es porque su buen gusto se satisface leyendo
reseñas de discos como éste. No se detenga aquí. Dele a “Embrujo” la
oportunidad que pide a gritos y a Taifa el apoyo incondicional que
merecen. Y muchas gracias por lo que me toca.
P.D.: Si su idioma no es el castellano o sus preferencias se decantan por el de Shakespeare está de suerte ya que de “Embrujo” se publicará una versión en inglés.
P.D.: Si su idioma no es el castellano o sus preferencias se decantan por el de Shakespeare está de suerte ya que de “Embrujo” se publicará una versión en inglés.
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