“Desde nuestro show tradicional
tratamos de ser lo más respetuosos con la música original y con la ‘sensación’
de Queen en directo. Nos gusta pensar que le
damos a la gente ese gusto, aunque sea en parte, de escuchar sus temas
favoritos. Las bandas tributo son todas válidas si se hace desde el respeto,
mas allá de lo bien o lo mal que puedan hacerlo. No creo que tenga que ver con
la falta de creatividad, o por lo menos en nuestro caso no lo es. God Save
The Queen nació como un grupo de amigos que querían tocar Queen y se convirtió
en lo que es hoy; nunca se adaptó a algo sino que creció naturalmente con su
objetivo. Aunque Queen sin Freddie va a ser un
grupo con increíbles músicos, increíbles compositores pero carentes del genio
mayor”.
Cuando se empieza a
cantar, o a tocar un instrumento, siempre emulamos a nuestros ídolos; las
canciones (e inquietudes) de otros forman parte de nuestro repertorio vital.
¿Qué ofrecen estas bandas para tener el auge que tienen?
“Nosotros invitamos a nuestro público
a un sueño compartido en donde hay poco que razonar y sí mucho que sentir.
Volvemos atrás en el tiempo y, por dos horas, nos trasladamos al año 1986”.
Pero, ¿cuánto trabajo
hay detrás de una banda tributo? El proceso para “colarse”, por ejemplo, en la piel de Freddie
Mercury y compañía, cuenta Padín, “es muy
paulatino y surge entre nosotros. Fuimos creciendo y rodeándonos de
gente que, como nosotros, conoce a Queen o que incluso
ha trabajado con ellos. A partir de eso hemos crecido mucho en nuestro show.
Hemos visto varias veces a Queen sin Freddie;
tengo que decir que ver a Brian y a Roger resulta una experiencia increíble. Indudablemente, se extraña enormemente a Freddie”.
Un grupo, Queen, que ha marcado
una época irrepetible, la más gloriosa de esto que unos llamamos rocanrol y otros, negocio; un status musical que se consigue
con canciones tan emblemáticas como “Bohemian
Rhapsody”, “es la que sintetiza todo;
probablemente la canción que nos hubiera gustado componer. Es perfecta”, y discos tan
completos como “A night at the Ópera”, “los grandes
éxitos siempre son la puerta de entrada para los fans, aunque éste es una joya
de la banda”.
¿Y qué opinan las bandas originales?
"Sabemos
que nos conocen; saben de nuestro espectáculo. Hace más de 11 años estuvimos con Brian May, cuando
empezábamos a tocar en el extranjero. En su momento nos apoyó y nos dió mucha
energía”.
“Dios Salve a la Reina es un
proyecto a tiempo completo. Giramos 200 días al año por mas de 25 país en 4
continentes. No hay tiempo para más”.
Y el que les queda lo aprovechan para “estar con la
familia, que se extraña mucho”.
“Nosotros no la vivimos al no formar
parte del ‘mainstream’ de la música. Simplemente, vamos y tocamos donde nos
llaman. Aun así, valoramos mucho la música y el rock argentinos. La situación
de crisis es un poco similar a la que se vive en el resto del mundo. Lo más
espectacular ya surgió en los años 80”.
Lo dicho. Un homenaje creíble, fiel y sincero a una de las
bandas más grandes que ha parido el rock. Un servidor, en palabras de Padín, les invita a
disfrutar del espectáculo porque el show, al margen de nostalgias o
plagios, siempre debe continuar.
“Os esperamos a todos en nuestros
próximos shows”.
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