“Empiezan a no gustarme muchas cosas del rocanrol, por ejemplo, la zona VIP. No me gusta nada ya que hace distinción entre ricos y pobres. Eso no es rock n´roll, eso es otra historia. La codicia no puede dominar el mundo del rocanrol. No soy quién para regañar a nadie, pero no me gusta la zona VIP. Marca diferencias entre la gente”.
Ahora que las salas están cerrando debido a presiones gubernamentales y de otro tipo, aunque presiones al fin y al cabo (Ritmo y Compás y Caracol son un claro ejemplo de ello), hay otras como la sala Penélope que apuestan por la buena música en directo, una inmejorable política para atraer al público, estrategia empresarial que con el tiempo y la dedicación la convertirán en referencia de la escena musical capitalina. Por su escenario han pasado grupos como Reincientes, Obús, Burning, Mojinos Escozíos,… y ahora Sublevados y Porretas. Y una vez más colgaron el cartel de “sold out” en la puerta.
Faltaba un cuarto de hora para las nueve de la noche cuando acudían a su obligada cita Sublevados, un grupo que desde el año 1985 y con trabajos tan apetecibles para el oído como “Live in Alkobendas”, su debut discográfico, o “Hablando de sueños…”, su último trabajo hasta la fecha, se está haciendo un merecido hueco en el panorama musical patrio. Con temas en su repertorio como “Mi jaula”, con el que abrieron la actuación, “1939” , “6 toros 6” , “Castilla”, “Un mundo nuevo”, “Renunciando a los sueños”, adelanto de su próximo disco que verá la luz el próximo mes de mayo, “Un billete para huir” o “¡Ay Dios?”, el grupo hace apología del buen gusto desde la sencillez y la cercanía que transmiten sus letras, cuaderno de bitácora de la lucha y la rutina diaria. En los treinta y cinco minutos que estuvieron en el escenario, Sublevados demostraron con composiciones que unas veces abrazan la contundencia de Barricada y otras el inconformismo de Reincidentes o Porretas, que son una apuesta segura de futuro.
Media hora después, unos esperadísimos Porretas, aclamados minutos antes por todos los incondicionales que acudimos a arroparlos, hacían acto de presencia para demostrar una vez más que sus actuaciones son sinónimo de diversión y compromiso. Después de la introducción de “Always look on the bright side of life” canción que popularizaron los geniales The Monty Pithon, en la no menos genial “La vida de Brian”, los de Hortaleza rompieron el hielo de la espera con “Joder qué cruz”, a la que dieron merecida continuidad “Vive y deja vivir“, “El abuelo fue picaor”, “Dos pulgas en un perro”, la coreadísima “Hortaleza” o “Si bebes no conduzcas”. El clímax emotivo de la noche se alcanzó con el tema “Y aún arde Madrid “, que “El Bode” dedicó al desaparecido “Rober”, quién también estuvo presente gracias al detalle de “el sublevado” Sergio, que salió al escenario vestido con una camiseta pintada con el rostro del desaparecido miembro de la banda. Y los cinco Porretas (desde entonces “Rober” presidió el concierto desde el pie de micro de “El Bode”), siguieron con su memorable concierto descargando temas de ahora y siempre; “Si nos dejáis“, la entrañable “El deudor del condado de Hortaleza”, “Si lo sé me meo” o la coreadísima “Ahora lo llevamos bien”. De su recién estrenado disco, el titulado “La vamos a liar”, nos presentaron los temas “Cuando salen los colegas”, “Tripis”, arropado por Elisa a la trompeta, “El gran engaño”, “No me mires que no te oigo”, “La vamos a liar”, o “Casi lo mato”, que tuvieron una buena acogida por parte del público.
Después de algo más de hora y media de actuación, pusieron punto y final a una intensa primera parte los temas “La del fútbol”, que “El Bode”, reconocido madridista, invitó a que cantaran los hinchas del Real Madrid y del Atlético de Madrid, y el habitual popurrí en el que incluyen canciones de AC/DC - “Thunderstruck ” -, de Burning - “Esto es un atraco” -, o de La Polla Records - “Txus” -. Pasados cinco minutos, Porretas volvían al escenario para terminar de amenizar la velada con los temas “Si los curas comieran chinas del río”, “Marihuana”, “Rock'n'roll high school”, la indómita versión de Ramones o “Porretas”, el himno que sirvió de excusa perfecta para que familia, amigos y fans, ocuparan el escenario para festejar con el grupo el inicio de una gira que acercará su música a todos los rincones del territorio nacional.
Empezaba esta crónica con las palabras que “Charly” Domínguez, bajista y fundador de Los Suaves, me dijo en una entrevista que me concedió hace algunos meses. Es denunciable que hoy en día una entrada VIP conceda, al que puede pagarla, el derecho a acudir a un concierto a la hora que le dé la gana, muchas veces perdiéndose la actuación del grupo telonero que siempre es un buen grupo con muy buena puesta en escena, y ocupar las primeras filas en detrimento y prejuicio de unos fans que han estado esperando durante horas para animar y trasmitir el calor de sus incontrolados sentimientos a su grupo preferido desde la primera línea del frente. Cuando en la música el dinero hace distinción entre ricos y pobres el rocanrol, para muchos de nosotros nuestra filosofía válida de vida, se morirá y nosotros moriremos con él. Y es que el sistema también quiere privatizar los sentimientos. ¡Una verdadera pena!
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