La salida al mercado de una gran antología titulada “Leño 1978-1983” – en la que se recoge, además de sus cuatro discos publicados, todas esas rarezas musicales que son tan difíciles de encontrar -, ha devuelto a la actualidad al grupo madrileño, una banda cuyos discos, pese a los treinta años desde su separación, siguen sonando actuales: todos ellos encierran verdaderas obras de arte. Los irrepetibles Leño fue el grupo a cuyos conciertos asistíamos los barriobajeros, los urbanitas, los reclutas, los parados, los asalariados, los modernos y la demás fauna de aquel rock de finales de los años setenta que dejaba de un lado el color gris perla del franquismo para vestirse con los colores siempre vivos de la recién nacida democracia. Y disfrutábamos en ellos. Todavía hoy suena en mi coche alguna canción del trío – “Maneras de vivir”, “Sorprendente”, “La Fina ”, “Sí, señor” -, cantinelas que acompañan y endulzan mis viajes. Son compañeras cálidas y no pesan, como la poesía.
Para acoger este inigualable evento se eligió un lugar tan acogedor para la cultura como lo es la Sala de Juntas del madrileño Círculo de Bellas Artes. Y a la obligada cita, además de la prensa, acudieron los tres protagonistas, Rosendo Mercado, Tony Urbano y Ramiro Penas, los inspirados autores del libro, Kike Babas y Kike Turrón, y un agradecido Miguel Ríos, que fue el encargado de entregar al grupo una placa como reconocimiento oficial por la venta de más de medio millón de discos en toda la carrera del grupo, responsabilidad que en un principio había recaído en “El Gran Wyoming” y que no pudo asistir al acto. En el libro aparecen las opiniones de artistas con los que Leño compartieron vivencias – Luz Casal, Manolo Tena, Moncho Alpuente, Armando de Castro,… - periodistas como Jesús Ordovás o Paco Pérez Brian, y productores de la talla de “Mariskal” Romero o Carlos Narea. También aparecen los comentarios de road mánagers, personal de sonido e iluminación, que son los que mejor saben acerca del espíritu y el sentimiento de la banda.
Según palabras del propio Rosendo, “todo lo que hay en el libro, pasó. Hemos contado nuestra historia y a nuestra manera. Ni siquiera nos planteamos la trascendencia que pueda llegar a tener”. Miguel Ríos eligió a Leño como teloneros junto a Luz Casal de su gira más exitosa “El rock de una noche de verano“, porque “Carlos Narea, que producía técnicamente la gira, me los colocó; Leño era uno de esos grupos que a él le gustaba. Necesitaba a alguien desconocido, a un grupo que se aprovechara de ese boom y a la vez que vendiera entradas. Y Leño en aquella época ya vendía entradas”.
A los más nostálgicos decirles que los miembros de Leño están encantados de volver a verse, de compartir risas y cañas, pero no tienen la intención de juntarse otra vez. ¡Una verdadera pena!
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