La presente crónica del concierto que los míticos Barón Rojo ofrecieron en el Palacio de Vistalegre no desvelará el archiconocido halo de leyenda que envuelve a esta banda desde siempre. Pioneros y abanderados de muchas cosas, entre ellas de ser la formación más grande de todos los tiempos del heavy metal de nuestro país, los barones volvieron a sobrevolar (dicen que por última vez) el cielo de Madrid. La presente crónica pretende rendir homenaje a las más de 6.000 almas (han leído bien, seis mil) que estuvieron allí presentes, así como servir de “lazarillo” para que los que no pudieron asistir tengan una ligera idea de lo allí acontecido.
A las ocho y media de la noche pisaba el escenario de un abarrotado Palacio de Vistalegre la formación original de Barón Rojo: José Luis Campuzano “Sherpa”, al bajo y a la voz, los hermanos De Castro, Armando y Carlos, a las guitarras y voces, y Hermes Calabria, a la batería. Como dato de la magnitud de lo allí vivido decir que a esa hora todavía había gente accediendo al recinto. A la cita acudieron canciones tan emblemáticas como “Son Como Hormigas”, “Tierra De Vándalos”, “Chica De La Ciudad ”, “Travesía Urbana”, cantada por “Sherpa”, “Con Botas Sucias”, la emotiva “Concierto Para Ellos”, - “en cada concierto de rock 'n' roll, las campanas doblan por Bon Scott, por Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonham, Brian y Moon” -, canción arropada por la voz de los presentes y reforzada por una pantalla que proyectaba las imágenes de aquellos que dieron su vida por la música, la instrumental “El Barón Vuela Sobre Inglaterra”, la declaración de principios de “El Pobre”, - “gracias pobres, y cada vez más” -, “Se Escapa El Tiempo”, o el gran homenaje a la guitarra de “Cuerdas De Acero”.
El concierto reunió a gente de varias generaciones, todos unidos por los fuertes lazos del rock, que cantaron las canciones como si hubieran sido escritas para ellos; gente de todas las edades que no cesaron ni un momento de elevar con su presencia pero sobre todo con su aliento la grandeza del grupo: “barón, barón, barón”. Para entonces la interpretación de “Hijos De Caín”, ya había destapado la caja de los sentimientos y la luz de miles de móviles “violó” la intimidad del recinto. Con la interpretación de “Barón Rojo”, himno que bautiza al grupo, “Larga Vida Al Rock N´Roll”, “Breakthoveen”, “Tierra De Nadie”, “Satánico Plan”, la menos conocida "Señor Inspector",“Caso Perdido” y “Los Rockeros Van Al Infierno”, dieron por finalizada una inmaculada primera parte de actuación.
El concierto reunió a gente de varias generaciones, todos unidos por los fuertes lazos del rock, que cantaron las canciones como si hubieran sido escritas para ellos; gente de todas las edades que no cesaron ni un momento de elevar con su presencia pero sobre todo con su aliento la grandeza del grupo: “barón, barón, barón”. Para entonces la interpretación de “Hijos De Caín”, ya había destapado la caja de los sentimientos y la luz de miles de móviles “violó” la intimidad del recinto. Con la interpretación de “Barón Rojo”, himno que bautiza al grupo, “Larga Vida Al Rock N´Roll”, “Breakthoveen”, “Tierra De Nadie”, “Satánico Plan”, la menos conocida "Señor Inspector",“Caso Perdido” y “Los Rockeros Van Al Infierno”, dieron por finalizada una inmaculada primera parte de actuación.
“Mil Años Luz”, “Anda Suelto Satanás”, que también cantara Luis Eduardo Aute, y la siempre actual y llena de adrenalina “Resistiré”, completaron el primer “paquete” de bises de los dos con los que nos obsequiaron. No pasó un minuto cuando los cuatro barones regresaban al escenario para interpretar “Las Flores Del Mal”, la emotiva “Siempre Estás Allí“, que sirvió para que la gente, al tiempo que cantaba el tema, se fundiera en miles de abrazos eternos y sinceros, la omnipresente “Casi Me Mato” y la instrumental “Czardas”, baile tradicional húngaro con el que, después de tres horas sin tregua ni descanso, dieron por finalizada una memorable actuación.
En resumen, los cuatro barones nos extasiaron con un repertorio que recorrió los momentos más álgidos y representativos de sus 30 años de existencia y que sirvieron para demostrar (rencillas aparte), el buen estado de salud que sigue teniendo el grupo. Ojala que esta gira haya servido para limar asperezas entre los cuatro músicos para que generaciones futuras sigan disfrutando con su música y sean tan felices como lo hemos sido nosotros. Larga vida al Barón.
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