Estamos necesitados de un corazón. Por el camino de la impotencia y los atajos del desengaño hemos perdido ese músculo que no era tan vital como parecía. Y lo hemos sustituido por otro artificial que llamamos televisión. La llamada caja tonta ha sustituido nuestros valores por otros de mayor precio pero menor valor. Si usted quiere saber si Belén Esteban se ha depilado el entrecejo, encienda el televisor. Si necesita alimentar su vida con las desgracias ajenas, encienda el televisor. Si quiere conocer mundo, encienda el televisor. Que le presten dinero es tan sencillo como encender el televisor. Y no lo apague nunca si no quiere desconectar del mundo (más materialista) su vida (más artificial).
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