Había probado bocas con
labios sensuales, labios carnosos que daban besos generosos y plenos y labios de rubí que regalaban besos devotos. Le habían dado besos
aventureros y extrovertidos alojados en labios sonrientes. Un día probó mi boca y descubrió al hombre de su vida. Pero mis labios, que también
coleccionaban besos, no encontraron en los suyos la fidelidad que buscaban.
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